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martes, 6 de octubre de 2009

El poder de la poesía contra el racismo y la intolerancia. kaTINA



Mandela fue el prisionero número 46664 durante 27 años en penosas condiciones. El gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres de color sudafricanos.
"Fue durante esos largos y solitarios años que el hambre de libertad por mi pueblo se convirtió en un hambre de libertad por todos, blancos y negros. Yo sabía tan bien como sé cualquier otra cosa que el opresor debe ser liberado junto al oprimido. Yo no soy realmente libre cuando estoy quitándole la libertad a alguien más y esto es tan cierto como el hecho de que yo no soy libre si me están quitando mi libertad. Los oprimidos y el opresor por igual están siendo robados de su humanidad."(NELSON MANDELA)



"La razón humana es bella e invencible.No hay reja, alambre de púas, destrucción de libroso sentencia de destierro que pueda prevalecer en su contra.Esto pone las cosas que deben estar sobre las cosas como son.No diferencia entre judíos o griegos, esclavos o maestros".
(Czeslaw Milosz)

Es emocionante escuchar las posibilidades ideales de la vida humana establecidas sin embigüedades ni arrepentimientos. Por un momento, la sucia tabla de la historia pareciera que ha sido limpiada. Las líneas nos regresan a la felicidad del comienzo. Nos tientan a acreditar de nuevo todas las liberaciones prometidas por la Ilustración y las harmonías vistas por los escolásticos, a creer que el profundo pozo de los valores religiosos y humanistas puede estar todavía impolutos.
Sin embargo, también hay algo problemático con lo que se dice. Mientras estas líneas sí tienen fuerza original, la evidencia de los tiempos se ha amontonado en su contra. Por eso no es sorpresa que se diga que en el original polaco, hay una métrica con un tono frenético, casi cómico en "Encantamiento". La ironía del Sr. Milosz lo salva, junto al poema, de la ilusión y el sentimentalismo; el trágico entendimiento que coexiste con la aparente inocencia de sus reclamos sólo hace de éstos más intransigentes e indispensables.
En el curso del siglo pasado, escritores imaginativos se han percatado más y más de los oscuros niveles a los cuales pueden descender los seres humanos, mas su arte permanece con respuestas a "lo que debe ser" así como también a "las cosas como están". Y esto significa, creo yo, que el ejemplo de los escritores tiene algo que decir de todos los que contribuyen a las campañas en contra del racismo hoy en día. Los activistas tienen diferentes prioridades que los artistas, pero ellos también están forzados a reconocer la prevalencia de la atrocidad mientras mantienen fe en la posibilidad de lo deseado. Mientras que la Conferencia de las Naciones Unidas en Contra del Racismo se reúne una semana en Durban, Sudáfrica, quizás la voz del artista puede contribuir a los diálogos de los activistas.
Tales campeadores estarían en simpatía total con otro famoso enunciado del Sr. Milosz. "¿Qué es la poesía", se pregunta, "si no salva naciones y personas?" Es una pregunta que trata de hacer justicia con la poesía, por lo que entiendo como la necesidad que sienten los poetas de integrarse con todos los que han sido injuriados, para reparar y compensar las injusticias sufridas, de estar conscientes de las miserias del mundo.
Esta es la pregunta seria del artista consigo mismo y la pregunta que él usualmente va a escuchar cuando entra en contacto con el activista. Y es una pregunta que va a responder con otra: " ¿Qué es la poesía si no se dirige a la conciencia individual y que transmite una experiencia de verificación a nivel personal?"
La lucha contra el racismo ciertamente debe ser realizada por los gobiernos con altamente organizados, internacionalmente coordinados y deliberados esfuerzos en la educación y en la legislación. Las naciones y las personas deben estar reconocidas y representadas igualmente, deben estar protegidas por acciones, por leyes justas y tratamiento civilizado. No obstante, la lucha es ayudada por todo señalamiento que da fuerza al sentido moral del individuo y gratifica su sentido de bien, cada enunciado que despierta de nuevo el sentimiento de dignidad personal o promociona confianza en la solidaridad humana.
Mucha de la literatura de la pasada centuria es un "de profundis" sobre el desesperado en el ghetto, en el pueblo o en el campo que no tiene nada, pero aún con su contenido desolador, esa literatura ha tenido una influencia positiva: ha tenido el paradójico efecto de elevar el espíritu y crear esperanza. Inclusive puede sub-escribir toda un idioma de afirmación como el empleado en la declaración de las Naciones Unidas "Tolerancia y Diversidad: Una visión para el siglo XXI".
El documento es directo: "los horrores del racismo - de la esclavitud al holocausto, del apartheid a la limpieza étnica - han lacerado profundamente a la víctima y han viciado al perpetrador. Estos horrores todavía están con nosotros en varias formas. Es hora que los confrontemos y tomemos amplias medidas en su contra". El documento declara, además, que "nosotros todos constituimos una familia humana" y sostiene una nueva base científica para esta creencia al invocar las pruebas otorgadas por el mapa del genoma humano. Pero este refuerzo científico del argumento permanece como eso: refuerzo. Su fuerza primaria viene de las fuentes morales y filosóficas, de aquellos testimonios de individuos heroicos en la creencia que la razón humana es ciertamente bella e invencible.
Después, cuando vemos la firma de Nelson Mandela al final de la declaración, inmediatamente ésta adquiere un tipo de gravedad moral, porque el nombre de Mandela, es el equivalente a una reserva de oro, una garantía para que el circulante de la buena expresión pueda ser respaldado por acciones heroicas. No hay nada involucrado que esté flojamente sustentado. Cuando los escritos del Sr. Mandela se elevan a un señalamiento noble, ese señalamiento se ha ganado. Y tiene detrás todo el peso de una vida sobrevivida por amor a los principios que afirma.
(Seamus Heaney, Premio Nobel de Literatura)