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domingo, 1 de noviembre de 2009

HISTORIA DE ESPIAS

De la revista SEMANA.COM
En Colombia, sobre todo en sectores de análisis estratégico, crece la idea de que los constantes incidentes con Venezuela, y su progresivo escalamiento, son un típico escenario de preguerra, donde los enemigos suelen construirse primero en los discursos, y entre los dos países se ha pasado de la retórica hostil a la ruptura de relaciones comerciales y políticas, y hace rato se está jugando con candela en términos de seguridad.

Hace unos años pensar que podría existir un incidente bélico en la frontera causaba risa, dados los lazos que unen a los dos países. Ya causa temor. Cada vez más existe la convicción en el gobierno y las Fuerzas Militares de que Venezuela es un santuario de la guerrilla y el narcotráfico, y que eso amenaza su seguridad interna y la regional. Pero en el gobierno venezolano cada vez se cree más que hay una conspiración de Estados Unidos y Colombia para tumbar a Chávez. Esta visión que tiene cada uno del otro es muy preocupante, ya que sólo alimenta el maniqueísmo y el odio entre los dos países.

Frente a este desolador panorama Colombia tiene el reto de actuar con mucho tacto e inteligencia. En la frontera con Venezuela hay un polvorín de narcotráfico, guerrilla y paramilitares, que frente a la dinámica política en la que andan los dos países puede ser el detonador de un conflicto de mayor envergadura. Más aun cuando hay pruebas de que altos militares venezolanos les brindan apoyo logístico y económico a las guerrillas colombianas, y que a la vez, están conformando grupos irregulares en su propio país. Es decir, que existe el riego de que un eventual conflicto militar entre los dos países no ocurra como muchos han imaginado, con Chávez mandando sus Sukhoi a Colombia y Uribe sus K-fir a Venezuela, sino una guerra irregular donde empiecen a morir civiles marcados por la sospecha.

En ese sentido, aclarar esta la masacre ocurrida en días pasados es muy importante para los dos países. Porque si queda en la impunidad, se convierte en una patente de corso para quienes están fraguando una estrategia criminal.

Hablar de un escenario prebélico quizá suene exagerado, pero la dinámica de los acontecimientos es inquietante: la profunda desconfianza entre los dos Presidentes; la paranoia del chavismo sobre una invasión a su país; la leña que le meten al fuego las bases gringas; la convicción del gobierno colombiano de que Venezuela se esté convirtiendo en un santuario de grandes criminales, y ahora las masacres en la frontera, revelan que la cosa va de mal en peor. Ya se transita por la guerra verbal y la confrontación comercial; pareciera que se estuviera entrando a los terrenos pantanosos de la guerra sucia. Un coctel explosivo que hay que parar cuanto antes.